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Vestir a una novia es una de las mayores responsabilidades que puede tener una modista, y si se además se trata de transformar el vestido de novia de su madre, la dificultad aumenta, pero lo he vuelto a hacer, ¡y me encanta! En esta ocasión además he tenido la suerte de poder verlo en directo el gran día porque la novia ha sido nada más y nada menos que mi amiga la ilustradora Andrea Sanz, quien se ha encargado de diseñar los estampados de algunas colecciones de Dresses2Kill.

Decidimos hacer un diseño sencillo y atípico, manteniendo la esencia del vestido orginal. No era un trabajo fácil: además de ser grande, el vestido estaba muy deteriorado (¡normal después de 35 años!).

En el cuerpo decidimos eliminar el volante del escote y la capa, abrir la espalda hasta la cintura y añadir parte del encaje original del bajo de la falda en tirantes, espalda y cintura.

En la falda acortamos la parte delantera para darle un toque más informal, pero mantuvimos la cola, los volantes y el encaje originales. Hubo que poner un forro nuevo a la falda y sustituir tooooodas las cintas de raso de los volantes por otras nuevas.

El antes y el después:

Trabajar con Andrea siempre es fácil y este caso no ha sido una excepción, así que no puedo terminar este post sin darle las gracias por ponerse en mis manos y dejarse llevar (que es lo mejor con la que está cayendo) y por hacerlo todo tan tan fácil. Y por supuesto a su madre y hermana por la tranquilidad que me han transmitido ambas en todo momento.